Descripción o resumen: Es evidente que la memoria es cruelmente selectiva y pragmática, consiste en elegir, renuncia y olvidar. No es una fotografía, ni un informe, ni un acta notarial. Es el registro de experiencias personales. Responden a la necesidad de justificarse, dotando de coherencia nuestro pasado de tal forma que nos permita soportar fracasos y enjugar pecados. Es además algo absolutamente personal; los sujetos colectivos no tienen memoria. Cuando los políticos construyen memoria histórica buscan otra cosa. En el mejor de los casos, construir una identidad y, en el peor, conseguir réditos electorales, aprovechándose, además, de que no están jugando con recuerdos de los protagonistas sino con lo que de éstos recuerdan los que sólo han oído hablar de esos tiempos. La Historia es otra cosa. No pretende legitimar, ni movilizar, ni moralizar, ni justificar; busca, en un esfuerzo de permanente aproximación, comprender, cuestionar y someter a crítica. Por una parte, es colectiva y, por otra, requiere de cada individuo un esfuerzo intelectual, nos acerca realmente al pasado y nos aleja de toda emotividad sobre él. Por todo eso es garantía de libertad.Carlos Romero realiza una reflexión teórica sobre el significado de la memoria histórica. Partiendo de las paradojas sobre las que se sustenta la condición supuestamente colectiva ...