Valoración del audiolibro: 8.74 de un máximo de 10
Votos: 270
Autor(a) de la reseña:Maclovio Del valle
Reseña valorada con una puntuación de 9.08 de un máximo de 10
Fecha reseña: 7/8/2018
Duración: 2 horas con 53 minutos (115 MB)
Fecha creación del audiolibro: 20/06/2018
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Incluye un resumen PDF de 18 páginas
Duración del resumen (audio): 15 minutos (9 MB)
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Encuadernación del libro físico: Tapa Blanda
Descripción o resumen: En estricto honor a la verdad debo escribir estas líneas a modo de proemio. Publicar este libro fue un desafío por la significación del personaje, injustamente olvidado en su propia tierra, y por la dimensión de su actuación pública en la vida nacional. Creo que se lo debo a Fermín Chávez, pues leyendo un texto de su autoría descubrí accidentalmente a Eduardo Madariaga, a quien no conocía sino por la fugaz mención que su extinto sobrino -el eximio poeta y escritor surrealista Francisco Madariaga- hiciera en una de sus obras. Ambos -tío y sobrino- eran oriundos de Concepción del Yaguareté Corá, provincia de Corrientes, como yo. Por razones cronológicas solo conocí personalmente a Francisco, ya anciano, a poco de recalar en Buenos Aires, una noche de 1999, en una taberna del barrio de Pompeya, cuando me lo presentó Olegario “Nunita” Gamarra. De los coetáneos de Eduardo en mi pueblo no quedaba nadie con vida para poder evocarlo, de manera que solo gracias a Fermín Chávez, obstinado como era en rememorar a los “malditos” y a los “olvidados” de la historia, pude tener el honor de saber de este gran compoblano mío, ilustre como pocos correntinos del siglo XX ya que tuvo el privilegio de ser amigo y trabajar a la par de los dos líderes políticos más extraordinarios de la historia nacional contemporánea: Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón. Al hacerme de la copiosa documentación que los archivos públicos acumularon con mayor celo que sus propios descendientes la tarea se volvió fácil de acometer. Hube de elegir -por capricho personal, admito-, un estilo diferente de narrativa, a veces solemne y aferrado al vuelo literario, otras tantas rigurosamente textual, fidelizando la expresión de los discursos pronunciados por Eduardo y de los documentos que obraban ante mí. Pero lo que amerita una explicación versa sobre los pasajes y capítulos en que, apegándome estrictamente a la fuente documental, sacrifiqué mi pluma hasta el silencio para transcribir textualmente a Eduardo Madariaga en cada tema que trató en su condición de militante político y legislador comprometido con la causa nacional y el federalismo.