Descargar AudioLibro La Alemania de Einstein de Fritz Stern

Ficha completa del audiolibro

• Nombre del audiolibro: La Alemania de Einstein
• Autor del audiolibro: Fritz Stern
• Fecha de publicación: 4/6/2005
• Editorial: DEL TALLER DE MARIO MUCHNIK
• Idioma: Español
• Género o Colección: Historia
• ISBN: 9788495303585
• Valoración del audiolibro: 8.21 de un máximo de 10
• Votos: 221
• Autor(a) de la reseña: Ajuvijai Teodoro
• Reseña valorada con una puntuación de 9.42 de un máximo de 10
• Fecha reseña: 8/7/2018
• Duración: 1 hora con 7 minutos (47 MB)
• Fecha creación del audiolibro: 07/07/2018
• Puedes escuchar el audiolibro en estos formatos: AIFF - FLAC - ATRAC - WMA - MPEG4 - MP3 - WAV (compresión 7-ZIP - TBZ - RAR - TAR.BZ2 - ZIP - IMG)
• Incluye un resumen PDF de 8 páginas
• Duración del resumen (audio): 5 minutos (4 MB)
• Servidores habilitados: DivShare - Mediafire - Google Drive - Amazon Drive - BitShare - Torrent - Copiapop - FileServe - FreakShare - Dropbox
• Encuadernación del libro físico: Tapa Blanda Bolsillo
• Descripción o resumen: «Hace veinte años, en "El nacionalsocialismo como tentación", me ocupé de qué pudo haber inducido a tantos alemanes a abrazar aquel terrorífico espectro. Las razones fueron muchas, pero la principal fue el propio Hitler, un brillante manipulador populista que sostenía y que probablemente creía que la Providencia lo había elegido como salvador de Alemania, que él era el instrumento de la Providencia, un líder a cargo de una misión divina. Dios había sido reclu­tado en la política nacional ya antes, pero el éxito con que Hitler logró fundir dogma racial y cristianis­mo germánico fue un elemento inmensamente eficaz en sus campañas electorales. Algunos reconocieron los peligros morales que encerraba la mezcla de religión y política, pero muchos más fueron quienes se dejaron seducir. Lo que mayormente garantizó su éxito, en particular en las zonas protestantes, fue su transfiguración pseudorreligiosa de la política. Los alemanes moderados y las elites alemanas subestimaron a Hitler, suponiendo que la mayoría de los electores no sucumbiría a su sinrazón maniquea; creyeron que nadie iría a tomarse en serio su odio y su mendacidad. Se verificó lo contrario. La gente se dejó subyugar por la artera transposición nazi de la política en el espectáculo minuciosamente escenificado de una misa marcial bajo banderas flameantes.